Powered By Blogger

sábado, 30 de julio de 2011

CHIN CHIN… Por esos valientes que se deciden, cogen el teléfono y llaman



Mi amiga propuso un brindis una noche en la que había recibido una llamada muy muy esperada. Una llamada que, hasta el momento en que se produjo, le había provocado hasta taquicardias debido a la impaciente espera.




Ella era ,sin duda, una de esas mujeres que no son capaces de tomar la iniciativa.

Su brindis se convirtió en un profundo objeto de análisis para mi cabeza, para la cabeza de una mujer muy parecida a mi feliz amiga…para la cabeza de una mujer con grandes dificultades para propiciar una llamada hacia un ser que no sea de su mismo sexo, cualquier miembro de su familia y/o  núcleo de amigos.
Sabía que ni ella ni yo éramos las únicas que dibujábamos ese perfil de mujer en el mundo, pero también sabía que éramos de las pocas que existían en el siglo XXI, ambas éramos casi una especie en extinción.
Vivir la soltería después de que varias relaciones estables hayan marcado tu vida, y hayan sido fallidas, es un reto bastante difícil. Pero si además ya has pasado de los treinta, se convierte en algunos casos, en una misión imposible. Sobre todo cuando eres casi incapaz de llevar la voz cantante, de coger el teléfono y llamar a cualquiera que sea tu oscuro objeto de deseo.
¿Qué pasa cuando después de haber conocido a diferentes hombres que pueden haber llamado tu atención, no te encuentras en la disposición de ser tú quién da el primer paso? ¿Orgullo desmedido? ¿desproporcionada autoestima?, ¿miedo al fracaso?


Es cierto que el ser humano es un ser de costumbres y no sé muy bien si el hecho de ser mujer, puede tener algo que ver en esta determinada incapacidad. Haber dejado que pase el tiempo sin haberte acostumbrado a ti y a tu orgullo a tomar la iniciativa, puede jugar una mala pasada en una sociedad en la que ya no existen los sexos a la hora de llevar la voz cantante.
Hace poco, una compañera de trabajo me hablaba de su “agenda de amigos”… Se trataba de un listín telefónico del que mi sin par colega tiraba  cuando se veía necesitada de conversación, afecto o alguna otra cosa…  ella también me  había desarrollado días ha la teoría de “no te cortes en llamar si te apetece”… lo que pasa es que, viendo su curriculum sentimental, siempre acabé optando por pegarme las manos con Loctite a mis bolsillos antes de hacer cualquier tipo de llamada y aglutinar semejante lista de bochornosas situaciones personales en mi haber... ¿qué le voy a hacer? Aquí si que cuenta el factor orgullo…
Pero entonces no entiendo muy bien que es lo que está pasando, ¿acaso los hombres de hoy en día esperan que tú seas su príncipe azul y  manejes los hilos de la situación? ¿Será que ahora los “chicos”  necesitan ser “rescatados”?


MI amiga no quería cambiar. Celebraba aquella noche  la hazaña de un “superviviente de los nuevos tiempos”. Ella se congratulaba de haber esperado y que finalmente ese hombre se hubiera decidido a iniciar la ceremonia de cortejo ¿Acaso no es una pauta comportamental en cualquier tipo de relación animal?
Mi amiga no tenía complejos, sabía que había hecho lo correcto de la misma manera que conocía la dificultad de encontrar el fin que andaba buscando: encontrar en el contrario aunque fuera mínimo interés  en una década en la que todos los hombres están sobrepasados de estímulos, en la que el esfuerzo está visto como una especie de tortura y en la que, sobre todo, ya no se lleva ser un caballero.  NO está mal ser una mujer con iniciativa, de la misma manera que no es criticable el “no serlo” aunque esto último sí que parece estar mal visto.
Aquella noche todas subimos las copas y brindamos por ello, y justo en ese brindis pude encontrar la solución. ¿Acaso no seguir la pauta es hacer peor las cosas? ¿Se pierden sólo buenas oportunidades si no levantas tú el teléfono?... 
Y es que, respetando cualquier opción ajena, a veces es maravilloso esperar a ver qué pasa, a veces no hay que precipitarse… y a veces es bueno ser “rescatada”.
Si no sucede eso, es decir si no te rescatan,  también es bueno que éso, (que no te rescaten), sea el motivo  para que una NO LEVANTE EL TELÉFONO… 
Si ésta es la década en la que todo es válido y es verdad que todo es comprensible, esta opción, la de esperar, no tiene porqué ser menos, ¿verdad?
Así que esta vez no volveré a escribir una canción de amor sólo porque el de enfrente la necesite (ver cajas de música: Sara BAreiles “Love Song”), es más, voy a comprarme un nuevo vestido para mi próxima nueva cita… para esa que se producirá después de que suene mi teléfono.


Look de mi gran amigo KikeCalleja

Camisa: 7Camicie
Pantalón: Carolina Herrerea
Zapatos: Embassy


Look Laura
Vestido: H&M ( nueva temp) 29.90
Collar y pendientes : Accesorise.
Sandalias Ocres : El corte Ingles (antiguas) 60 euros 
Cartera: Blanco verano 2009

sábado, 16 de julio de 2011

El síndrome de la hoja en blanco... solución: ser tu mism@

¿Quién no ha sufrido alguna vez ese mal cuando ha tenido que empezar un trabajo creativo desde cero?
Se trata de un problema pues bastante habitual: imposibilidad para partir de la nada. Parada brutal que genera una gran frustración a quién lo padece, porque cuando sucede parece imposible remontarlo.

Y ahí está, ese folio en blanco frente a tu necesidad de ser ocurrente, ingeniosa y conseguir captar al receptor de la que será tu próxima obra. El problema es cuándo el síndrome de la hoja en blanco se traslada a lo común, a nuestra vida cotidiana.

Tengo una amiga que, aunque no posee un trabajo creativo, ha sabido lo que es sufrir el síndrome de la hoja en blanco. Sólo que en vez de padecerlo frente a un ordenador, un folio en blanco, o si me apuras en un trabajo... ella lo ha sufrido en su vida personal. ¿Qué pasa cuando este bloqueo se produce en el arranque de una relación personal? ¿Por qué queremos en un momento determinado crear algo en nuestro entorno y nos resulta absolutamente imposible? 

Existen manuales enteros que te ayudan a paliar los efectos de tan devastador síndrome profesional y no dejo de preguntarme... ¿podrán aplicarse al folio en blanco de la vida real? Paseos, leer una novela, escuchar discos, reorganizar un escritorio...  Parece muy fácil pero dada la vida que llevamos, relajarte para dar tiempo a estos "útiles" consejos se convierten en algo la mar de difícil...

Hoy en día, hay que ser muy creativa también a la hora de rellenar una hoja en blanco en lo personal. En un mundo sobrepasado por los estímulos es muy difícil sorprender, y parece que se trata de eso  muchas veces. Mi preocupada amiga, no es capaz de escribirse a sí misma para poder sorprender al contrario y después de muchas conversaciones he tenido que llegar a la conclusión que mi madre me repite una y otra vez pero que a mí me resulta insultantemente manida. Sé tú misma.

No me conformaba con eso. O mejor dicho ¿Cómo se hace eso de "ser uno mismo" cuando uno de los males endémicos de la sociedad es que prácticamente ni si quiera conocemos nuestro interior?
Siguiendo en mis investigaciones para encontrar la solución al sinpar bloqueo di con unas pautas que me parecieron bastante aplicables a cualquier parcela de la vida, incluso la sentimental:

1. A veces estamos demasiado centrados en que "se nos ocurra algo" y basta simplemente con empezar. El objetivo sería conseguir unos cuantos bocetos de uno mismo, pequeñas definiciones de lo que uno considera de su propia persona y desarrollarlas en lo cotidiano.

2. No te enquistes en los detalles: Son un sumidero de tiempo.  Esos detalles, nos hacen paralizarnos y hacer crecer nuestro pánico. Hasta que no tengamos el esqueleto, no podremos afinar con las pequeñas cosas.

3.Haz algo que sea lo contrario a lo que buscas: es decir lo contrario a brillar. A partir de una metedura de pata o un fiasco de proyecto irás definiendo lo que si te parece optimo por comparación.

4. Ten muy claro dónde poner el listón: Probablemente no estés creando la relación de tu vida, o sí... pero en ocasiones las grandes metas generan grandiosas frustraciones. Se trata quizás de, en ocasiones, bajar el listón  y ver si en el transcurso de la creación, o de la vivencia en particular se puede ir subiendo.

5. Recicla las vivencias que tuviste con otras personas, y aplícalas quitando sólo lo negativo que tuvo en el pasado...


Al fin y al cabo centrarse demasiado en el fin a conseguir, nos lleva a un punto de bloqueo emocional. No pensamos que si nos obsesionamos con una meta, nos olvidamos de ir recorriendo el camino... y que en ese recorrido, muchas veces, se nos ofrece la solución. Si sólo tenemos en la mente el objetivo, nos perdemos la oportunidad de encontrar, en el "tran tran", la genialidad.  Supongo que al fin y al cabo, y como siempre ha dicho mi madre, se trata de ser uno mismo. No hay mucha pauta para ser sorpresivo, para conseguir ser brillante. 


Quizá el truco para llegar a una meta, sea no centrarte sólo en ella y disponerse a recorrer el camino.


Fotos Cristina Del Pino

Look 1: Pantalón Marrón vintage de mi padre// Camiseta negra H&M 9.95. Bolso acolchado negro// Collar regalo de Cristina y Alberto (elaboración artesanal Lucka). Gafas Ray Ban Wayfarer. Cinturón H&M de temporada 17.95


Look 2: Falda denim con botones dorados Zara colección summer 2009 19.95// Camiseta rastro multicolor y dorados 5 euros// Gafas Ray Ban Wayfarer.


Look 3: Camiseta H&M 9.95// falda negra elástica H&M 4.95// cinturón H&M de temporada  17.95. Sandalias Rojas Stradivariuss de temporada...




domingo, 10 de julio de 2011

Tú me complementas…


No era ésta exactamente la frase que Jerry Maguire le regalaba llorando a Dorothy, en aquella película de Cameron  Crowe (1996), Jerry Maguire.  En ella, un todavía seductor Tom Cruise interpretaba a un exitoso agente deportivo, que a duras penas, se hacía a la idea del ocaso vivido en una crisis laboral y profesional.




En dicha escena Renée Zelweger, sucumbía a los increíbles encantos de un hombre que trataba de enamorarla en una segunda o tercera vuelta. Ella había sido la secretaria abnegada en la que sólo se fijo cuando, una vez venido a menos, ella no sólo no le abandonó sino que le hizo resurgir de sus cenizas cual Ave Fenix.





Y no era exactamente esa frase, la verdad. No era un “Tú me complementas”, sino que Jerry le decía a Dorothy un rotundo “Tú me completas”. Tras escuchar esa increíble frase una y mil veces, no pude dejar de pensar en la teoría de las relaciones exitosas o fallidas (si es que existe una teoría al respecto).

En los años noventa (fecha en la que data dicho documento filmográfico), un “tú me completas” sería una auténtica, novedosa y romántica declaración de amor. Una década en la que se hablaba de medias naranjas y de la capacidad del ser humano de completar las carencias de un partener sentimental, un contrario en una relación de amistad , o cualquiera que fuera la relación humana de la que habláramos.

Ya me lo dijo mi madre con una gran precisión. “En los tiempos que hoy corren no existen medias naranjas, sino naranjas enteras que se complementan entre sí”. Fue en aquel momento en el que decidí pegar una patada a semejante guión romántico y ponerme a teorizar sobre la importancia de un complemento.

Y cómo si de un estilismo se tratara, en nuestros días solemos prestar atención al primer golpe de vista y damos importancia a la indumentaria que conforma un estilismo. En un momento en el que la sociedad necesita estímulos inmediatos, somos pocos los que nos fijamos en una segunda vuelta… en la importancia de los complementos, tanto en imagen como en el interior. Existe un mundo increíble en esas pequeñas cosas. 
Esas pequeñas cosas que en un “a largo plazo”, nos ofrecen la llave de una apariencia estilosa y de una personalidad arrolladora. En las segundas vueltas, en las naranjas enteras, en los complementos se podría esconder probablemente el secreto del éxito.
Generalmente en un look, el aderezo de los complementos es capital… En una vestimenta, por ejemplo, desarrollada desde unas prendas básicas (denim y camiseta de algodón por ejemplo), los complementos pueden ser el elemento que lo conviertan en un estilismo para la noche. Logrando una mezcla entre lo sencillo y lo absolutamente elegante. 
De la misma manera que un exceso de complemento puede tirar por tierra cualquier look ya sea de mañana como de noche, entonces ¿ocurre de semejante manera en las vidas personales? ¿Ser un buen complemento de alguien es la clave? ¿Y qué pasa cuándo nos excedemos en el ímpetu de complementar? ¿nos convertimos en elementos invasivos del otro?

En la teoría del complemento, existe también un efecto perverso en el que, si nos sobrepasamos en nuestro papel complementario, podemos conseguir tirar por los suelos nuestro objetivo (ya sea en la vestimenta o en las relaciones interpersonales) ¿Dónde está pues el término medio? ¿Es mejor complementar a alguien que tratar de completarlo haciendo más visibles así sus carencias?

En una sociedad en la que el individualismo nos convierte en absolutos protagonistas de nuestro ego, sin tener muy en cuenta el protagonismo del otro… ¿Coartamos al contrario tratando de completarlo? ¿Por qué no le damos más importancia al pequeño-gran complemento?
Mirando a mi alrededor y tratando de encontrar la pócima del buen gusto y el éxito en lo personal no puedo dejar de preguntarme ¿Qué buscamos en la vida completar o complementar?... o mejor dicho ¿Somos medias naranjas o naranjas enteras?...
Todos los complementos son de El colibrí de Jade
Ver www.elcolibridejade.com



lunes, 4 de julio de 2011

De cómo el Gin-Tonic deshizo el maleficio

Sucedió hace mucho mucho tiempo, que una joven damisela había caído en el influjo de una pócima secreta, a la que estaba condenada a estar atada.
Cualquier otra bebida que probara, le confería una problemática grave tanto en la noche de ser ingerida, como en los efectos posteriores que se podían alargar semanas. Su grado de incapacidad para la diversión había crecido de una manera directamente proporcional  a su atadura a la única bebida que podía probar: Martini Blanco.

Se trataba, sin duda, de una maldición, un hechizo que alguien había lanzado sobre ella. Un hechizo que al principio consiguió hacerla desdichada... pero que luego, con el paso del tiempo asumió como suyo,  creció con él, y lo hizo parte de su vida cotidiana, como el que tiene un vestido que le acompaña de por vida, esa planta que es eterna que nunca se te muere, o ese rasgo de ti misma que no te gusta pero que ya has interiorizado como propio.
De modo que junto a su hechizo, la joven dama aprendió a "disfrutar de otras pequeñas cosas", otras pequeñas-grandes bebidas: cervecita, un vinito para el aperitivo. Bebidas Low para momentos suaves... pero en las noches de salidas importantes siempre acababa cayendo en la maléfica pócima que ejercía, sobre ella, efectos devastadores.

Cada vez que la dama terminaba una cena, una salida de tarde y se disponía a pisar con sus tacones un local nocturno, su boca hechizada intentaba pedir cualquier otra cosa, sin poder evitar un pequeño sufrimiento, nostalgia de lo que no habían probado sus labios...Todas esas botellas de colores que se mostraban tras la barra de turno, se le antojaban sugerentes, llamativas, atractivas... pero siempre, siempre     salían esas palabras de su boca, las mismas, las que resonaban a pesar de desear el cambio: "Un Martini blanco por favor". La cara de espanto de los camareros era increíble ¿Cómo una chica de su edad podía beber semejante líquido? Nadie sabía que estaba hechizada. Sus amigos ya lo habían asumido y ya se habían acostumbrado a pedir aquel jugo para su babydoll



Esto no era todo. En el hechizo, se acompañaba de otra cruel cláusula. La dama no podría beber otra cosa más que aquella pueril bebida... y además como buen líquido para principiantes, la hechizada que lo ingería no podía pasar su salida de las doce de la noche. Cómo si del famoso cuento se tratara. Como si fuera la cenicienta.







A partir de la media noche, ni carroza, ni vestido, ni zapatos de cristal. Un terrible sueño, dolor corporal y cansancio infinito se apoderaba de ella  dejando su charm a la altura de la suela de sus zapatos.
... Nadie sabía cómo terminar con aquel maleficio, nadie excepto ellos. El hada madrina y su príncipe azul prepararon un conjuro. Fue una noche de verano... una cualquiera.
Ellos sabían lo que tenían que hacer. NO permitir que la palabra saliera de los labios de la dama. Mientras el hada aplicaba un conjuro de atrape contándole a la dama historias de moda... el príncipe azul del hada hizo lo propio. Y cuándo ella se quiso dar cuenta, ese líquido mágico se apoderó de su cuerpo curándola, devolviéndole todo el poder que había perdido. Su efecto calmante y digestivo le abrió un nuevo mundo de sabor del que ya no se podía desprender.
Fue entonces cuando le dijeron : "Ya estás preparada"
La dama se marchó feliz, liberada, cantando... Eran las dos de la madrugada y sus zapatos seguían siendo de cristal, sus vestidos lucían cómo en el primer momento y su carroza parecía recién sacada  de su concesionario.

Llego a casa pero aquella noche no terminó ahí. Un príncipe encantado llegó a recogerla, a la torre de su Castillo en su flamante corcel. Estaba curada. Se enamoró de aquel nuevo brebaje, vio el amanecer, y sintió haber despertado finalmente. Amanecía recorriendo a gran velocidad la ciudad con su nuevo acompañante y fue entonces cuando escuchó, mientras sonaba una canción de Taxi y Urquijo, las palabras mágicas que no le permitieron ya dejar de sonreír...
"En éstos pequeños momentos también se esconde el secreto de la vida"

God Bless you Gin-Tonic



Falda: Zara Woman (regalo de Soraya)
Cartera: H&M 14,95 euros
Zapatos Hazel outlet: 19,95 euros (temporada 2009)
Pendientes turquesa y rosetón de latón: El colibrí de Jade
ver www.elcolibridejade.com