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martes, 13 de diciembre de 2011

No soy trendy...G.A.D…


No lo seré nunca si eso significa ir “hecho un cuadro”. He salido a dar un paseo. Antes de empezar con mi horario de clases necesito dar una vuelta andando de vez en cuando. Suelo inspirarme y desengrasar los momentos de vértigo en los que “no aparece nada de curro”...


Cada día elijo un lugar. Madrid ofrece miles de posibilidades , en todos sitios hay gente absolutamente variopinta. La moda inunda cada sitio por el que nos movemos. Gran vía, Calle Fuencarral, Barrio Salamanca, Vicálvaro, la “milla de oro” pero … ¿qué me dicen de la Latina? En cada lugar por dónde paseo, las veo a todas, mujeres que salen a la calle  con su particular outfit, con su estilo y la verdad hay de todo…
Dependiendo del lugar por dónde uno pasee existen diferentes perfiles estilísticos. Es como si existiera un factor geográfico dentro de la propia ciudad que determina la forma de vestir de sus mujeres. 

Dependiendo del barrio en el que tomemos un café, podemos encontrar desde aquellas que usan botas blancas de polipiel, y en cinco minutos en los que cambiamos de lugar encontramos a niñitas con abrigos que pueden costar 500 euros o más.  Recuerdo el capítulo de Sexo en Nueva York en el que Carrie salía con un escritor pedante y ella metía la pata criticando su última novela debido a que su protagonista usaba coletero “Ninguna mujer neoyorquina usa coletero por favor!!!” bueno, y ¿qué pasa si lo uso?

Por cada sitio por dónde voy, me inunda la ternura. Todas las mujeres, o la gran mayoría nos fijamos en nuestro aspecto, cuidamos lo que nos ponemos. ¿Acaso no es eso estar de moda? NO todas ellas serían las protagonistas de esos blogs de moda, no serán nunca las reinas de ningún decálogo de estilo pero … ¿y qué más da? Algunas veces mejor no serlo. Lo que es considerado por los  sabios, como ser estilosa, esta empezando a dar vergüenza, sinceramente.


Hablaba antes de la Latina. Ese lugar de moda, sitio de encuentro para gafipastis, semipensandores y pseudoculturetas que además de manejar una indecente cantidad de dinero tras ropas que parecen vintage, muestran con su manera de vestir que son de estilo outsider.
Lo más curioso es que ellos/as sienten que son exclusivos, que van divinos… y, sinceramente en ocasiones, buscando ser “diferentes e innovadores” consiguen el conocido en la profesión periodística como EFECTO PERSVERSO.  Ninguno es exclusivo, todos son iguales, han pasado a formar parte de una semitribu-urbana en la que reinan la mezcla de la lana con la seda, los bolsos de plástico al más puro estilo Mad Men, medias tupidas con colorines, zapatos de segundamano que notas  que lo son por los dobleces que dicen que pertenecieron a otro pie, flequillos imposibles y cómo no LAS-GA-FAS-DE-PAS-TA.


Este estilo inunda las primeras páginas de muchos blogs y con estos looks se acompañan diferentes actitudes. Las caras de las personas que los llevan  emanan autosuficiencia. Tomando un café en el conocido viajero y mirando a mi alrededor tanto estilo elevado me pregunto, ¿Somos lo que vestimos? ¿Qué es primero ser diferente y después vestir diferente o al revés?





Mi conclusión es que lo que marca tendencia nos convierte en masa, lo que buscamos para diferenciar nos convierte en "iguales al resto".  Eso que convierte a la moda en un elemento psico-sociológico en el que buscamos ese tremendo binomio que, según Simmel, une los conceptos de universal / particular, igualdad / diferenciación, cohesión / separación  (como estudio en mi master de comunicación de moda), acaba jugándonos malas pasadas. Lo que realmente logramos es que ya no somos diferentes aunque nos lo pongamos todo encima. Probablemente no se está a la moda siendo así, o sí, pero ya no somos diferentes, ni outsider, ni especiales...
Creo que, como todos los mundos, el de la moda es engañoso… Seguimos en ocasiones sus tendencias y nos engañamos, dejamos de comprar lo que nos gusta para llevar lo que se lleva.


Hay mujeres verdaderamente encantadoras, elegantes, divinas que se ponen botas blancas y coleteros. También hay auténticos “cuadros con patas” que se creen TRENDY.  Es hora de quitarse  los complejos, de mirar los escaparates y elegir lo que más se adapte a nosotros y no dejar que nosotros mismos perdamos parte de nuestra esencia por llevar LO QUE DICEN QUE ES TRENDY. 
Mirando a mi alrededor y escuchando a los gurus del street style no puedo dejar de preguntarme ¿Acaso que ellos tengan la potestad de calificar de "choni" lo que no les parece estiloso nos impide al resto de los mortales el poder de opinar sobre su "high style"?
Y es que yo creo humildemente que ponernos un vestido babydoll que nos queda como el culo (perdón) sólo porque es “lo que se lleva” no tiene porque ser la forma de acertar. ¡¡Cuidado!! mega-TRENDY es a veces extra-CHUNGUI… 


VER CAJAS DE MÚSICA... BRUNO MARS, NOTHING ON YOU...


Look 1: Pantalón campana Zara año 2004/ sudadera verde H&M año 2006/ Jersey punto H&M temporada 2009/ botas caña alta El Corte Inglés 2005/ Colgante El colibrí de Jade (ver www.elcolibrídejade.com)
Look 2: Falda Lefties otoño invierno 2011-12/ botas Mulaya 2010/ guantes vintage/Jersey Zara año 2008/ bufanda DayaDay/ bolso de piel Argentina Silvia C Paredes/ Gafas aviador Ray Ban...Cazadora piel Gestuz (comprada en Began Castro Urdiales)

domingo, 23 de octubre de 2011

ENFADADA CON PLATÓN…


¡¡¡Y qué culpa tendrá este hombre de lo que me está pasando!!! Bueno, realmente no creo que sea al gran filósofo al que yo deba odiar, sino más bien a la interpretación que los hombres hemos hecho de su concepción del amor: EL AMOR PLATÓNICO.


Si, porque parece ser que el verdadero significado de amor  platónico que hoy conocemos dista mucho de la definición que en su día elaboró tan insigne pensador.  Y es que , según lo que recuerdo de aquellas clases de filosofía, Platón  se refería a un empuje que te conduce al conocimiento de una idea y la contemplación de la misma… sería una forma de AMOR en la que no hay un elemento sexual. Es más, una vez alcanzado el fin físico, ese amor dejaría de ser platónico. Los que conocen bien su obra aseguran que se trata de un sentimiento basado en la admiración al otro, que en su caso era un hombre. Luego, con el paso de los años, el ser humano ha ido adaptando su transgresora idea a otro tipo de amor ideal. Ese que está sólo dentro de la mente. Ese que es imposible realizar.

Si. Creo que tengo un amor platónico. Lo descubrí hace unas pocas semanas y no puedo quitármelo de la cabeza. Ojalá en este caso hubiera sido una prenda de vestir como en el caso del outfit de hoy, cuya falda era mi oscuro objeto de deseo  hasta el día que mi amiga Sandra me la regaló y dejo de ser un amor platónico para convertirse en un amor real…

Con mi amor platónico de carne y hueso, experimento unas sensaciones que desde hacía muchos años no había vuelto a sentir (exactamente desde que tenía once años y estaba enamorada de un imposible –mi vecino de enfrente-) Siempre he pasado por una mujer extrovertida pero cuando, mi amor platónico aparece no soy capaz de ser yo misma…

Ya me he imaginado toda mi vida con él, por supuesto, una vida feliz. Me he visto viajando, viendo la tele en casa e incluso me he visto… ¡Oh Dios!, me he visto … bueno… dejémoslo aquí.  El caso es que la sensación  que vivo con mi amor platónico es estimulantemente contradictoria. Éso que me mata, (no poder hacer realidad nuestra historia) es lo mismo que me hace volar y  sentirme pletórica al mismo tiempo… A la par que deseo hacer realidad mi sueño, necesito igualmente que mi amor siga siendo platónico.


El otro día volví a verlo.  Compartíamos un agradable desayuno con un grupo de amigos. Uno de esos desayunos tardíos que casi se te juntan con la comida. Desde el momento en el que le ví entrar por la puerta mi nivel de oxigeno en los pulmones se vio absolutamente reducido… ¿cómo es posible?

Mientras “el ser más cercano y a la vez lejano a mi corazón” contaba una de sus últimas aventuras, yo, ruborizada, no podía ni mirarlo.  Así que como se acercaba el medio día, dejé de lado las tortitas y el café para pasarme directamente a la cerveza –error-, pero es que tenía que hacer lo que fuera para romper el hielo. En el mismo instante que le pedía semejante comanda al camarero, todos mis amigos me miraban con cara de espanto y lástima a la vez (incluido por supuesto mi amor platónico)… Pero ya me daba igual… y tanto me dio igual que lo que para unos era un agradable desayuno en compañía de amigos, para una servidora se convirtió en una casi Fiesta Rave del mejor de los After de la ciudad.


Después de la primera caña, vino la segunda, la tercera, la cuarta… era increíble como sentía que, de manera directamente proporcional al nivel de “zumo de cebada” en mi sangre, el interés de mi amor platónico también parecía crecer y crecer (¡que falacia!). 
 

Mi “etílica yo” creía, de manera ilusa, que estaba logrando, con mi aderezada espontaneidad y frescura verbal, que el amor de mis sueños se fijara en mí (nada más lejos de la realidad claro). Transcurridas las horas el genial brebaje se hizo con mi cuerpo y ya no tenía vergüenza, no paraba de hablar y decía tantas cosas (de las que no me acuerdo, y menos mal) que yo misma me estaba gustando… ¡que idiota!...

El caso es que conseguí mi objetivo. Mi amor platónico se fijo en mi. Él y todo el bar en el que desayunábamos. Sobre todo cuando mi mejor amiga, tuvo que disculparme sacándome del recinto mientras yo cantaba ese hit de hoy y siempre: ¡¡¡¡¿Clavelitos?!!!


Si en algún momento hubo una posibilidad de que mi amor platónico dejara de serlo, con este espectáculo de “Tuna Universitaria”, conseguí que  permaneciera en ese estatus para siempre.

Y cómo todo tiene relación con la moda. En este caso no iba a ser menos. Tengo también mis amores platónicos en lo que a ropa se refiere. Amores estilísticos que no puedo ver hechos realidad en mi cuerpo dada mi actual situación económica. También vivo encuentros con este tipo de amores pero no tengo más opción que seguir amándolos desde el lado externo del cristal desde el que los miro.  Aún me inspiro yendo de escaparates, mientras tomo un café para llevar.


Entonces vuelvo a casa y busco lo más parecido a ese amor platónico en mi armario.  Y a veces lo encuentro, como en este caso. Mezclando un blazer (zara -2005), una camiseta básica negra de tirante, mi regalo de cumpleaños hecho falda (Mango otoño-invierno 2011-2012), unos clásicos peeptoes (zara- 2004), y un bolso “no frills” inspirado en el clásico acolchado de mi platónico Channel…, siento que mis anhelos se hacen un poco más realidad.



Dicen que quien no tiene un sueño está muerto. Pues yo debo estar muy pero que muy vivita…Tengo muchos sueños, y cuándo estoy sola sueño que viajo con mi carísimo outfit de estreno y mi amor platónico al sitio dónde  yo quiero. Allí de nuevo, todo es perfecto… Así que por favor, no me despierten de momento que estoy soñando … nos vemos en el siguiente post!!!


VER CAJAS DE MÚSICA... DEDICADA A MI AMOR PLATONICO OF COURSE (SEXY EYES DOCTOR HOOK)


Fotos: SERGIO LÓPEZ-VILLAR.

lunes, 17 de octubre de 2011

ENAMORADA POR NECESIDAD…

…del estilo “fondo de armario”.  Y eso que  aún no he hecho el tradicional cambio de estación en mi closet. NO sé si se tratará de una manera idiota de conformismo o más bien  una ilusión obligada , pero lo cierto es que estoy muy contenta por las cosas que voy encontrando, de manera esporádica, antes de decidirme a sacar las cajas para volver a esconder mis tirantes y mis prendas vaporosas…

Después de terminar  una época laboral poco fructuosa, en lo que a evolución de talento se refiere, me dispongo en el otoño del  2011 a guardar también en una caja esas situaciones/ relaciones/ vivencias que, al igual que  las prendas de verano, han marcado una temporada que ahora vive su fin, y es que parece que todo sufre un paralelismo “estilístico-emocional” con mi gran pasión: la ropa.
Existen relaciones humanas que yo también llamo “fondo de armario”. Esas personas que te acompañan durante toda tu vida porque era inevitable, son de calidad, sólidas y que nunca se pasan de moda. Tu familia, tus mejores amigos… Ellos serían el equivalente a una blazer negra, una camisa blanca, un vaquero y unas manoletinas. Leonor, Soraya, Sandra, Imelda, Sergio... Precisamente con eso me encontré está mañana. Hoy lunes, empieza mi atareada vida de desempleada buscando un sueño. A las 10.30 tengo mi entrevista con la coordinadora de mi master (cuya especialidad os desvelaré en futuros post).
No puedo decir que ninguna de estas prendas pueda encontrarse tal cual en ninguna tienda… ni siquiera sé si puede resultar atractivo, ni si alguien al verlo pueda querer lucir semejante outfit, pero that’s live!!!!!, en la nueva etapa de mi vida, es lo que hay.

Y os juro que me hubiera encantado hacer lo que tanto repetía en los previos a una cita, o una entrevista o un reportaje fuera de mi ciudad. Sí , tenía esa adictiva costumbre de salir de escaparates, el día anterior a un gran evento. Con mi nueva adquisición en casa, todo estaba ok. Nada podía fallar. Pero ahora, todo ha cambiado, es hora de rescatar esas viejas glorias del armario… como esas viejas glorias de mi vida: una de ellas se llama Sergio López Villar. Uno de los mejores fotógrafos de moda que conozco y mi gran amigo.

Sergio acompaña mi vida desde el año 2000 y aunque nuestra historia atravesó en el pasado diferentes estadios, se podría decir que la relación de Sergio y una servidora, ha conseguido reinventarse a lo largo de los años para convertirse en la “más perfecta relación de amistad verdadera”, es lo que llamaríamos un fondo de armario. Ése del que siempre tiras cuando todo va muy bien… cuando todo va muy mal, y siempre está ahí, de la misma manera, con el mismo estilo.

Recuerdo mi última y  traumática ruptura. Una vez más, ahí estaba Sergio. Mi “classic outfit” hecho amigo, venía cada día a mi barrio, se sentaba pacientemente a mi lado en la cafetería EL DUCADO de la calle Juan Duque, y aguantaba mis lamentos,  rabietas, tirones de pelo y erupciones cutáneas. Él no hacía nada, no decía nada... primero solamente escuchaba, me daba una servilleta de esas que están metidas a presión en los servilleteros verticales de los bares, que te aplican un efecto exfoliante sólo con rozarte la piel, y yo explotaba en mi doloroso proceso de luto. Después de mis repetitivas declaraciones de intención, él respiraba y tras decirme lo guapísima que me encontraba ese día, me repetía una y otra vez (como buen fondo de armario que mantiene su línea editorial): “Llora Laurita, que no te importe que te vea la gente, ésto sólo se pasa así. Te puedo decir que sé con seguridad que vas a estar mejor, es que ésto, ésto tienes que pasarlo, pero que vas a estar mejor…¡eso es seguro!” y lo fue,  resultó que era verdad y después de tantos lamentos también vinieron esas grandes fiestas, risas, y alguna que otra borrachera jajajaja…. Él es sin duda un buen fondo de armario. El mismo que he elegido hoy…

Todo el mundo tiene una camisa blanca. La mía, lo juro, es de los años 90: ancha y no muy larga, muy de moda para llevar semi abierta dejando ver unos tirantes debajo, los jeans Slim Fit son de Berska de hace tres temporadas, los botines de ante son de una tienda chinesse low cost  -suena hasta fino- (15 euros). La bisutería es de mi Colibrí, gran estilo a un precio asumible (ver www.elcolibridejade.com). La chaqueta es la última adquisición de mi vida anterior. La firma es Gestuz, sus chaquetas de piel son ideales y están muy bien de precio, yo la compré en Began (Castro Urdiales), una tienda maravillosa de una maravillosa mujer (Un besazo Olivia, volveré pronto). El big bag tiene ya más de cinco años, es un modelo inspirado en el City de Balenciaga: CASTING Moda (Mota del Cuervo)…

NO hay firmas extremadamente caras en mi outfit, no hay productos excesivos ni de reciente compra, éste es el fruto de un proceso de buceo en mi armario. Todas tienen ya historia, pero el estilo de este post se puede encontrar en esta temporada, en cualquier tienda tanto low cost como de firma… y es que … ¿quién no tiene un fondo de armario del que poder tirar? 



Yo lo tengo también en lo personal . Hoy ha sido él quién, desarrollando su talento en un tiempo record, ha hecho las increíbles fotos. Desde luego está claro que un clásico NUNCA FALLA y menos si es UN BUEN AMIGO…

FOTOS: SERGIO LÓPEZ-VILLAR








VER CAJAS DE MÚSICA: Don’t wait too long Madeleine Peyroux

miércoles, 5 de octubre de 2011

Bloguera en paro obsesionada con la moda, busca…


…La manera de seguir arrasando en la calle con nuevos estilismos que, a parte de comodidad, me confieran ese poso de seguridad a la hora de salir a  enfrentarme con mi nueva vida; la de una mujer que no corre mirando el reloj porque llega tarde al trabajo. Si, me he quedado en el paro.
Admiro profundamente a las jóvenes blogueras fuente de mi más honda inspiración. Esas niñitas veinteañeras, “dulces niñas de mamá”, que muestran sus estilismos  formados por camisetas “no frills” unidos a carísimos bolsos de Gucci, alhajas de Yves Saint Laurent, o vestidos vintage de firmas imposibles robados del armario de esa fashion-victim-mother…

Sus blogs, llenos de color, se plantean accesibles  e imposibles a partes iguales. Si una mujer con poco recurso quiere conseguir el mismo efecto debería: o bien pedir algún que otro préstamo al banco para llegar a ese fin, empeñar al mercado negro cualquiera de sus órganos vitales más preciados, o bien la tercera vía “laboral”, pero esa no voy a comentarla (mi madre lee de vez en cuando éste blog y no le gustaría ver como la inversión monetaria en la ecuación de su hija se ve abocada a cualquier  deshonrosa vida pseudoprofesional).


Con una nómina mensual y los pocos gastos de una mujer soltera, sin hijos, ni excesivas cargas económicas, aún se podía soñar con la posibilidad de acceder a una de esas piezas de coleccionistas, sin tener que verte abocada a una cuenta en números rojos,  pero ¿qué pasa cuando esa situación se “finiquita” (nunca mejor dicho)?¿Cuál es la solución entonces para una mujer atada a una prestación por desempleo si se da el caso de que sufre un “pequeño” trastorno de compra compulsiva?


1.     Reunir todas las tarjetas de crédito, meterlas en un sobre lacrado y  obligar a tu mejor amiga (que no esté enferma)  su cuidado, guarda-custodia y por supuesto secuestro ante tus futuras peticiones enfermizas de que te sean devueltas.

2.     Asumir que tu metadona será siempre una camiseta low cost y reducir la adquisición de la misma a una o dos veces mensualmente , siempre a final de més,  y por supuesto abonando con el efectivo de los sobrantes del mes tras pagar luz, agua, gas, comida y otras necesidades primarias.

3.     Y la brillante idea que me ilusiona casi más que un cheque en blanco de compras en Juanjo Oliva:  (redoble de tambores) REABRIR TU ARMARIO!!!!. SI, ese gran desconocido que tantos buenos momentos te ha dado y que cuando era abierto, mientras nadabas en la “opulencia”,  mirabas con desprecio diciendo el típico “No tengo nada qué ponerme”...

Arranca así la nueva etapa de “Ponte en mi lugar si quieres” como una alternativa a esas personas que no pueden acceder a precios desorbitados. En esta nueva etapa se volverán a mezclar las historias vividas con algo muy importante: la manera de sacar provecho a nuestro armario, considerado como caduco pero en el que con un pequeño buceo, podemos encontrar prendas que ni mirábamos hace unas semanas, y nuevas maneras de combinarlos.

Cuando una puerta se cierra se abre una ventana: en esta nueva andadura se abre la ventana a la creatividad, al riesgo y sobre todo a mirar con nuevos ojos lo que entendíamos como viejo.
También, con el  tiempo libre, entre mis nuevas tareas, buscaremos nuevas ofertas, prendas consideradas “trending topic”  por la buena confluencia de estilo, calidad y precio.




Ojalá te guste ponerte en el lugar de una mujer en un momento de reajuste presupuestario, en el que no es más rico quien más compra sino quien mejor aprovecha su armario…

sábado, 24 de septiembre de 2011

CARTA A MI(S) COMPAÑER@(S)



Me dijeron que... disfrutara el momento de la última noche, que no dejara que las lágrimas me impidieran mirarte a los ojos cuando te dijera adios!!! y así lo hice, y fue bueno...








Me acordé de cada momento contigo. De aquel tan malo, de aquel tan bueno... y te dije adiós con una sonrisa en la cara porque solo me acordaba de lo bonito. Te abracé grabando ese momento en mi memoria, duró segundos pero "di al rec"  y ahora siempre estará guardado en mi archivo, tu olor, tu risa, tu "cuídate siempre"... SIEMPRE.

Mi memoria fue hacia atrás en ese preciso segundo en el que nos despedíamos y traje de nuevo a mi cabeza, tu buen consejo, tu dura reprimenda, tu dulce beso, tu hombro en el que lloré, tu confianza en la que deposité mis secretos. Y justo en ese momento, en el momento en el que iba a llorar, lo contuve, y disfrute de tí. Y TE SONREÍ.

Volví a acordarme de esas tardes de duro trabajo, del nervio del directo, de la angustia de la cuenta atrás, de la satisfacción del trabajo bien hecho, de la potencia del esfuerzo en equipo pero... PERO...

Pero terminó aquel día de adrenalina, terminaron los abrazos y los besos, terminaron las sonrisas del "disfrutar del último momento" terminó la última noche, y llegó el día siguiente... terminó lo nuestro compañer@. No terminó para siempre, pero si de aquella manera, de esa que no se volvería a repetir: Y lloré. Y fue dulce. Y fue bueno. FUE MUY BUENO.

Me arrepentí de cada día que fui a verte sin ganas porque creí que estarías para siempre, me arrepentí del tiempo perdido creyendo que no eras bueno para mí, me arrepentí de cada  segundo que no hice por conocerte más, me arrepentí de cada instante en el que pensé que no eras tan especial como realmente descubrí luego que eras. Y justo después me alegré de haberme dado cuenta a tiempo, de haberte dado el sitio que te correspondía, de haberte sonreído casi todo el rato, me alegré de esas charlas sobre la vida, de esos consejos que me diste, que te dí.

Mientras las lágrimas caían por mi cara, me di cuenta de que a pesar de los errores cometidos, lo hice lo mejor que pude, y recibí mucho más de lo que daba. Que cuatro años no son nada, pero que éstos han sido mucho... que la vida pasa volando pero las experiencias son eternas, que se cierra una puerta y se abre una ventana.. pero, en la habitación de  la puerta que se ha cerrado, se quedan muchos sentimientos increíbles que no se van a borrar aunque yo traspase la nueva ventana. 
Y entonces me di cuenta que llorar es bueno, que hice bien en disfrutar del momento, en reírme a la hora de decir adiós y que llorar al amanecer hizo limpiar lo feo que pudo quedar, eso de lo que ya ni me acuerdo.

GRACIAS COMPAÑER@, por darme una y miles de oportunidades, por contenerte una mala palabra, y por dejar que fluyeran las buenas, por la paciencia a la hora de trabajar conmigo, por los abrazos cuando estuve triste, por recordarme que "yo podía",  pero sobre todo por llorar también nuestra despedida, y por demostrarme que te importaba, por hacerme sentir importante.

Que curioso... de lo nuestro... sólo me acuerdo de lo bueno... lo malo ya no existe... se borró. 
Y no te creas que estas palabras son tristes, que me quedé anclada... me despido mirando hacia adelante, contenta sabiendo que lo que hemos vivido es lo que, mañana cuando nos volvamos a encontrar, hará que se nos escape una sonrisa, que nos volvamos a abrazar y que demostremos que segundas, terceras, cuartas e infinitas partes... siempre fueron buenas. SERAN MUY BUENAS.
Este mensaje está escrito en singular porque es sólo para tí (todos vosotros), compañer@(S) y amig@(S)... y está dedicado a nuestra historia, la nuestra... por eso lloro, porque no pudo ser más bueno, porque no pudo ser más verdad, porque sé que nos volveremos a ver... porque 

ESTE MUNDO ES TAN PEQUEÑO y NOSOTROS SOMOS TAN GRANDES que va a ser muy fácil que nos volvamos a encontrar...

:-)




TINAJERO